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sábado, 20 de septiembre de 2008

La Cuerda Larga

Al final sucumbí a la tentación, los últimos días los había pasado comiéndome las uñas por no participar en algo que me había dejado un ligero resquemor, era increíble como se iba formando ante mis ojos una expedición para hacer, el 20 de Septiembre, aquella travesía que en Julio forcé al compañero Ratone a terminarla de una forma muy poco ortodoxa. Esa historia la podéis leer en ForoWare

De alguna manera tenía que participar y asomarme al paso que me había rechazado la vez anterior, así que propuse la creación de un comité de recepción en La Morcuera, los amigos Fernando y Juande rápidamente se sumaron a la idea, pero algo seguía moviéndose por mi interior.

Por fin Olga y yo nos decidimos a formar parte de la partida, justo cuando la avisaron que el lunes 22 tenía las pruebas de informática de la oposición que está realizando al ayuntamiento de Collado Villalba, por lo que no podía ir, pero me insistió lo suficiente para que al final y casi a última hora decidiera tomar parte y de la que ha salido la presente crónica.

El recorrido tradicional de Navacerrada a Morcuera no se podía realizar ya que coincidía con la llegada de la penúltima etapa de la Vuelta Ciclista a España e impedía y nos iba a impedir recoger los coches al final, así que se cambió el origen por el Puerto de Cotos.

El inicio de la ruta quedó fijado para el 20 de Septiembre a las 5,30 de la mañana, a esa hora se encontraban en el aparcamiento de Cotos Antonio (Cherokee), Noemí (Nahane) con Miko, así como Sito y Lucas, Rubén (Nebur) se unió algo después. Reunido todo el equipo y puestos los frontales en funcionamiento comenzamos a ascender por el PR31 camino que ninguno habíamos transitado anteriormente, después de unos cien metros de desnivel nos encontramos en el cerro del Altozano que reconocemos por su depósito de agua que bordeamos por la izquierda. Después de un suave descenso comenzamos a ascender a la Loma del Noruego, esta loma recibe este nombre en honor de Birger Sörensen, joven industrial maderero que tenía relaciones comerciales con la Sociedad Belga de los Pinares de Balsaín y que introdujo el esquí alpino en la sierra del Guadarrama, entre 1900 y 1910.

Después de un llaneo por la Loma se aborda la subida a Peña del Aguila (2.003) el primer 2.000 de la ruta, cota que ya no se abandonará hasta el final. Siguiendo por el cordal que separa la Hoya de Valsaín del circo de las Guarramillas podemos ver las luces de la zona segoviana y al frente las antenas de las instalaciones de Retevisión en el Alto de las Guarramillas, hacia estas antenas encaminamos nuestros pasos en ya pendiente moderada.

Hasta este punto el sendero está perfectamente marcado y no presenta dificultad alguna, así cubrimos los primeros 5,5 Km de marcha alcanzando la cumbre de la Bola del Mundo (2.252) justo al amanecer lo que nos ha deparado unas vistas preciosas con algunos contraluces que solamente se pueden disfrutar durante un breve espacio de tiempo.

En este alto hicimos la primera búsqueda de cache ya que Marino y Rubén no lo tenían en su haber, como no podía ser menos con expertos cazadores, este como el resto de los de la ruta no se pudo resistir demasiado, recuperado el cache continuamos camino descendiendo hacia el collado de las Guarramillas (2.161).

La Cuerda Larga tiene una cualidad y es que se va desvelando poco a poco, como si no quisiera producirte una indigestión de recorrido, así desde donde nos encontrábamos teníamos la perspectiva del Cerro de Valdemartín, al cual comenzamos a ascender sin mayores problemas, hasta alcanzar la localización del cache donde una vez apuntado el mismo, hicimos una pequeña parada para tomar un refrigerio para posteriormente alcanzar la cumbre.

Desde la Cumbre de Valdemartín (2.279) se divisa el siguiente paso de La Cuerda, Cabezas de Hierro, la subida a la menor de ellas se presenta desde aquí larga y dura, así que después de saludar a una pareja que habían vivaqueado en Valdemartín, y que casualidades de la vida descubrió Rubén que conocía ha la que había sido compañera suya en un curso de orientación, comenzamos el descenso hacia el collado de Valdemartín (2.149).

Para desde aquí comenzar la subida a Cabeza de Hierro Menor, esta es una de las subidas mas fuertes del recorrido, se asciende en tres escalones hasta alcanzar la cima (2.365), llegado a este punto nos encontramos con un rebaño de cabras montesas, lo que nos deparó la primera anécdota de la jornada al lanzarse Miko en su persecución, hasta perderle de vista y ser localizado por otros grupos en Cabeza Mayor, una vez hubo regresado se procedió a la localización del cache, en este punto Sito indicó que para evitar los cachales de esta cumbre podríamos bordear su falda sur y llegar por sendero hasta el Collado Entre Cabezas y desde aquí acometer la subida a Cabeza de Hierro Mayor (2.383 ).

Desde el collado vimos descender desde la cumbre de Cabeza de Hierro Menor, una figura saltando entre las piedras con una gran agilidad y rapidez, cuando llegó a nuestra altura, resultó ser un abuelo “atómico” , ataviado con su visera, alpargatas y una bolsita donde llevaba el agua y el bocata, por sus compañeros que iba dejando retrasados constantemente nos enteramos que tenía 71 años, la foto es lo que habitualmente veíamos de él, “la matrícula”.

En la cumbre de la Mayor de las Cabezas tomamos un refrigerio y aprovechamos para hacer la foto oficial del grupo



El largo descenso que nos conduce al collado de los Vaqueros, produjo la primera lesión de la jornada ya que Noemí empezó a notar muchas molestias en su rodilla derecha, las cuales fueron aumentando hasta el final.

En esta bajada ya tomas conciencia de porqué Cuerda Larga, por delante se te presenta la Loma del Pandasco y al final Asómate de Hoyos de donde según nuestros GPS nos separan mas de cuatro kilómetros.

Este tramo de la ruta discurrió sin incidencias dignas de reseñas, solamente cuando nos estábamos acercando a Asómate de Hoyos empezamos a establecer comunicaciones por radio con Villalba y Alpedrete, así como con Juande que estaba llegando a Bailanderos. Al final de la subida a Asómate de Hoyos nos encontramos con un numeroso rebaño de cabras que sorprendentemente aguantaron perfectamente nuestra presencia.




Desde este punto ya se tiene la consideración de lo que es la ruta ya que al volver la vista se puede divisar en casi todo su recorrido, al fondo a la izquierda se puede observar la silueta de La Maliciosa.

Una vez alcanzada la cumbre ya establecemos contacto permanente con Juande que ha alcanzado la de Los Bailanderos, por nuestra parte una vez cosechado el cache, nos dirigimos en pronunciado descenso al collado de Pedro el de los Lobos, para desde aquí acometer la que sería la última subida de la jornada ya que no íbamos a subir a La Najarra. En esta bajada fuimos estableciendo el contacto en PMR mas lejano de la jornada con Boadilla del Monte.

 

La subida a Los Bailanderos tiene su encanto ya que es la mas vertical de toda la ruta comienza atravesando una serie de canchales en los cuales parece que las rocas “bailan”, pasado este tramo se alcanza un terreno mas amable.

 

En la cumbre nos juntamos ya con Juande y nos dispusimos a tomar nuestra comida, aquí sufrimos el segundo percance de la jornada ya que Lucas y Miko se enfrentaron por motivo de la comida de Miko y Sito al ir a separarlos se llevo una buena dentellada en la mano propinada por Lucas que ensombreció el ambiente y preocupó a todos los expedicionarios. Por suerte la hemorragia cesó pronto y con una vendaje en la mano quedó solventado el problema.

 

El descenso a Morcuera fue un suplicio para Noemí con su rodilla teniendo Antonio que tomar su mochila para evitarla todo esfuerzo innecesario.

 

Al final de la ruta nos encontramos con el amigo Pepe Campillo que estaba finalizando su jornada con otro grupo de senderismo.

 

Ya solamente nos quedaba recoger los coches de Marino y Juande en Morcuera para dirigirnos a Cotos y dar por finalizada la jornada.

 

Hasta aquí la crónica de la ruta.


Esta vez he conseguido superar Los Bailanderos y como estábamos comentado en su cumbre, seguramente no será la última vez que pase por aquí, en principio me queda hacerla con Olga y además con esta ruta me pasa algo así como con el Camino de Santiago, que crea adicción. Solamente el descenso a La Morcuera se me ha hecho pesado. La mordedura al final quedó en un susto que con antibióticos, unas cuantas curas y un reposo pasará al recuerdo, lo único que ha retrasado la aparición de esta crónica.



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